Ubicado dentro del grupo de los anfibios, el ajolote, del náhuatl axolotl (“monstruo acuático”), es un animal originario de México, cuya existencia se ha documentado en códices como el Florentino, pues era usado por los aztecas como símbolo religioso y también para usos medicinales; lamentablemente, su caza indiscriminada, la contaminación y destrucción de gran parte de su hábitat natural ha puesto a esta singular especie en peligro de extinción.
Debido a su peculiaridad, en el siglo XVIII fueron llevados ejemplares de ajolotes a París, Francia, para ser estudiados por personajes como Alexander von Humboldt y Georges Cuvier, quienes sostenían que el ajolote era una larva de salamandra.
Posteriormente, tras un detallado análisis, Cuvier los clasificó como una especie perennibranquio, es decir, que a diferencia de la salamandra mantenían las branquias externas, haciéndolo único en la clasificación de los anfibios. Actualmente, se conoce científicamente como Ambystoma mexicanum.
Foto: Francisco Gómez / El Universal
Una de las particularidades radica en que el ajolote, es una especie que toda la vida permanece en estado larvario, además tiene la capacidad de auto-regenerarse si es que sufre algún daño en su cuerpo, esta cualidad se ha visto como una alternativa medicinal para la cura de enfermedades relacionadas con la piel y permitir a la ciencia desarrollar órganos in vitro.
Aunado a ello, desde la época prehispánica, se elabora jarabe a base de este animal para contrarrestar enfermedades respiratorias y propiciar el sano crecimiento de los niños, siendo este uno de los motivos de su potencial extinción.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) incluye en su lista roja de especies en peligro de extinción a Ambystoma mexicanum. Su estado es de “Críticamente Amenazado”, y considerada con un riesgo extremadamente elevado de extinción en la naturaleza.
Foto: Cortesía UNAM
Los ajolotes se ubican principalmente en los lagos y cuerpos de agua del centro del país, Xochimilco y la Sierra Norte de Puebla, son dos de los sitios en donde aún se tiene registro de existencia del anfibio, no obstante, el peligro es inminente, es por ello que tanto el gobierno como la sociedad civil han emprendido acciones para el cuidado de los anfibios ancestrales.
El gobierno mexicano, a través de la SAGARPA sembró lo primeros 50 reproductores de esta especie en la represa de la junta auxiliar de San Andrés Azumiatla en Puebla, con la colaboración de los habitantes de la localidad se espera repoblar el cuerpo de agua con ajolotes para continuar con la explotación para distintos usos, principalmente la producción de jarabe, al tiempo que se propiciarán las condiciones para que esta especie pueda preservarse.
A su vez, organismos de la sociedad civil como la Casa del Xólotl, en su cualidad como Unidad de Manejo Ambiental, se dedica a realizar acciones a favor de la conservación de la especie; una sala de exhibición permanente, capacitación para la reintroducción, manejo y reproducción del ajolote en sus distintas variedades, así como el cuidado de las especies en su hábitat natural, son algunas de las actividades que lleva a cabo para el cuidado y preservación de la especie.
Situaciones como esta invita a recapacitar sobre el estilo de vida actual y las repercusiones que tiene sobre el hábitat de otras especies, el ajolote, una de las especies originarias de México está en peligro no puede ser subestimado.
No te pierdas las últimas noticias de De10.mx en Google News, síguenos aquí
Te dejamos esta tarjeta con más información: