en los últimos años sólo de habló de sus escándalos. No obstante, parece que el Hijo de la Leyenda comienza a ver la luz al final de la oscuridad.

El boxeador de 38 años ha dejado atrás sus adicciones a las pastillas para bajar de peso, aunado a que de a poco va mejorando su calidad de vida, lejos de la polémica y problemas con la ley en Estados Unidos.

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Julios César Chávez Carrasco está haciendo todo lo posible para regresara a los encordados, ya que ahora que enderezó su vida personal, quiere hacer lo que más le gusta: boxear.

Pero llegar a este punto no fue fácil para el Hijo de la Leyenda, ya que admitió que vivió un auténtico infierno, pensando que iba a morir debido a sus adicciones y problemas legales.

"No soy tan valiente como para quitarme la vida. Se necesita mucho valor. En mis días más difíciles, fue mi malestar estar aquí con todo, solo, mi papá enojado diciendo que iban a ir por mí, la pistola, mi esposa ya no quería saber nada de mí y se quería divorciar por cómo estaba. Todo esto para mí era acabarse el mundo, viví muchos días así.

"Cuando entré a la cárcel fueron los días que más descanses en los últimos tres meses, que fueron muy difíciles, muy cansados. Varias veces me sentí mal, pensé que me iba a morir, pero sí aguanté", dijo a Telemundo.

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