Si alguna vez te dijeron que llorar no cuesta nada, te mintieron. O al menos eso fue lo que le pasó a la hermana menor de una mujer de Nueva York, a quien le cobraron 40 dólares por llorar durante una consulta médica.
Camille Johnson compartió en su cuenta de Twitter la factura del doctor de su hermanita, en donde además de otros estudios de sangre, le hicieron un cargo por “evaluación emocional y de comportamiento”.
“Mi hermana pequeña ha estado luchando mucho con un problema de salud y finalmente pudo ver a un médico. Le cobraron $40 por llorar”, relató en el tuit junto a la foto.
Johnson contó que su hermana padece una enfermedad rara y antes de llegar a ese consultorio, ya había batallado en encontrar atención. Cuando estaba frente al especialista, la frustración e impotencia de su condición la hizo emocional y comenzó a liberar lo que sentía con llanto.
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Lo más increíble es que ese llanto le salió más caro que una prueba de evaluación de la vista, una prueba de hemoglobina y una extracción de sangre capilar.
En el tuit, Camille comentó que no le preguntaron por qué estaba llorando, ni la trataron de ayudar, ni le hicieron alguna evaluación o dieron receta/medicamento que justificara el cobro de los 40 dólares.
La evaluación por la que le cobraron es un examen de salud mental que tiene como objetivo buscar signos de trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH), riesgo de suicidio, depresión, abuso de sustancias o ansiedad. Sin embargo, se hace en forma de cuestionario y no solo por ver llorar a alguien.
Esta prueba se hace desde 2015, año en el que por mandato federal se comenzaron a incluir los servicios de salud mental en los planes de seguro.
“No la evaluaron por depresión u otras enfermedades mentales, ni hablaron sobre su salud mental con ella. Ella nunca habló con un especialista, no fue derivada a nadie, no le recetaron nada y no hicieron nada para ayudar con su salud mental”, contó Johnson.
El post provocó una ola de comentarios y quejas de otros ciudadanos a los que les han cobrado por cosas como preguntar qué medicamentos tomar o por tener ataques de pánico dentro de un hospital.