Algunos de los atletas paralímpicos que compiten en Tokio 2020 dependen de aparatos, como sillas de ruedas, prótesis u órtesis para poder realizar su deporte. Pero no todos tienen los recursos económicos para conseguir estos aditamentos. Durante la competencia una atleta ugandesa, quien sufrió de una amputación transfemoral llegó con su prótesis bastante debilitada, pero en el maravilloso taller de los Juegos Paralímpicos de Japón le hicieron una prótesis completamente nueva y gratis.
Esto fue posible gracias al equipo de reparación alemán Ottobock, el cual ha sido socio de servicio técnico de los Juegos Paralímpicos desde 1988. La empresa alemana llevó a especialistas, investigadores, científicos, ingenieros, ortoprotesistas y fabricantes en prótesis, órtesis y sillas de ruedas, los cuales están preparados para: arreglar neumáticos; laminar fibra de carbono; alinear prótesis; lijar engranajes; hacer costuras de asiento; soldar aluminio, acero y titanio... o realizar resinas y pigmentos.
Foto: Cortesía Ottobock
Todos ellos trabajan contra reloj, pero están preparados para cualquier reto. Por ejemplo, nos contaron que un deportista de Uzbekistán llegó con una prótesis hecha de plástico colado y en dos días lograron crearle una nueva desde cero, la cual le dio al atleta más seguridad y fuerza para participar en sus competencias. Además, si algún atleta necesita llantas nuevas para su silla o "nuevos pies", pueden asistir al taller de reparación y volver a casa con artefactos de la mejor calidad.
No es ningún secreto que no todos los países apoyan a sus atletas paralímpicos, por lo que sus aparatos pueden no ser muy buenos o ya estar muy desgastados. En caso de que los técnicos no tengan el material de origen para arreglar una prótesis, ellos crean una nueva, o si algo le falta a la silla de ruedas, la adaptan, cosen, soldán o lo que sea necesario para arreglan el desperfecto y que el cliente se vaya satisfecho.
Foto: Cortesía Ottobock
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A través de una visita virtual guiada por Thomas Pfleghar, Director Regional de Educación y Atención Médica en Ottobock, en De10.mx pudimos adentrarnos al taller donde se fabrican y reparan las prótesis, órtesis y sillas de ruedas que los atletas paralímpicos requieren para dar su máximo en las competencias.
El espacio del taller parecería pequeño para todo lo que pueden hacer. Al entrar, los atletas pasan por un mostrador donde hacen el check in para identificarse. En el sistema aparece su nombre, delegación, deporte y condición física. Después, dos técnicos asisten al deportista como primer chequeo y después lo derivan al área especializada que necesita.
Foto: Visita virtual guiada por Ottobock/Captura De10.mx
El equipo de trabajo del Centro está conformado por 106 personas, de las cuales 86 son técnicos. La atención se da en 22 idiomas para que no sea una barrera entre lo que requieren los atletas y lo que les pueden ofrecer los expertos.
El taller, de 700 metros cuadrados, se divide por varias secciones, están dos cuartos privados por si el atleta requiere de mayor privacidad, una sala grande con cuatro mesas con gabinetes para reparar, hay otro espacio para soldadura y dos más que sirven como bodega. En total, llegaron a Tokio con 18 toneladas de equipo y maquinaria, además de 17 mil repuestos.
Foto: Visita virtual guiada por Ottobock/Captura De10.mx
Los especialistas comienzan a trabajar a las 8 de la mañana y terminan a las 11 de la noche. Hay tres turnos de trabajo y cuentan con una línea de emergencia de 24 horas para los imprevistos. Su plan de trabajo está colgado en una de las paredes, donde vienen los nombres de los técnicos junto con las fechas y horas que deben cubrir.
Foto: Visita virtual guiada por Ottobock/Captura De10.mx
El lugar no está abarrotado de personas, pues además de estar aquí, los técnicos se desplazan a 14 módulos instalados en las diferentes sedes de competencia. Hace un año, cuando comenzaron la organización, esperaban 2 mil reparaciones de los 4 mil 400 deportistas, y a dos días de terminar los Juegos llevan 1,700 reparaciones. Muy cerca de su meta.
Al finalizar los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, se desmontará el Centro en dos días, mismo tiempo en el que lo armaron. Una parte del material se quedará en Japón y otra volverá a Alemania, sede de la empresa Ottobock.
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