La depresión es comúnmente llamada “la enfermedad del siglo” y es que de acuerdo con cifras de la , afecta a más de 300 millones de personas en el mundo.

El problema se complica cuando nos damos cuenta de que los antidepresivos más vendidos, como el Prozac o el Aropax, no alivian el problema, ya que deben transcurrir al menos seis semanas para que el paciente perciba mejorías, eso, sin contar con los llamados “efectos secundarios”.

¿Depresión? Combátela con Amaranto
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Aquí entra en juego la serotonina, una sustancia que produce el cuerpo humano y que funciona como neurotransmisor. Además, es la responsable de mantener en equilibrio nuestro estado de ánimo. Cuando tomas un antidepresivo, evitas que el cuerpo deseche la poca serotonina que produce, pero no estimulas su producción.

Es por esto que el investigador del Instituto de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Manuel Soriano García, tomó cartas en el asunto y . Para empezar, siempre le intrigó la razón por la que este dulce de origen prehispánico recibía el nombre de “alegría”.

Tras estudiar esta semilla determinó que, entre otras propiedades, contiene altos niveles de triptófano, un aminoácido esencial que ayuda a sintetizar la serotonina. A partir de esto y después de varios intentos, desarrolló una alternativa a los medicamentos que combaten la depresión, con la ventaja de que “es natural, no tiene efectos secundarios y su costo es accesible”.

Gracias a este trabajo, en 1999 recibió el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos, pero no quiso que ésto se quedara en el papel, por lo que años después desarrolló cápsulas a partir del amaranto para tratar las afectaciones del ánimo. Estas píldoras ya han sido probadas en varios pacientes de nuestro país, pero se encuentran siendo sometidas a los exámenes necesarios para ser consideradas como un producto farmacológico.

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Manuel Soriano García

A nivel biológico, la depresión está asociada a una baja de serotonina y Soriano García encontró en el triptófano del amaranto (Amaranthus hypochondriacus) la base para desarrollar una alternativa a los fármacos tradicionales, el cual, al catabolizarse (proceso en el que pasan de moléculas complejas a sencillas), crea serotonina.

El investigador logró sintetizar y encapsular este aminoácido esencial. Su nombre comercial es AntePro y la Food and Drugs Administration (FDA) de Estados Unidos ya le entregó su aval.

Respecto a la historia detrás del nombre de la palanqueta de amaranto, que tanto intrigaba a Soriano al inicio de su investigación, es la siguiente: A mediados del siglo XVI, fray Martín de Valencia inventó un dulce al mezclar esta semilla reventada con miel de abeja, y su sabor entusiasmó tanto a los primeros comenzales (indígenas en su mayoría) que comenzaron a danzar y saltar de gusto, por lo que se le llamó “alegría”.

Manuel Soriano destacó que los efectos de las cápsulas de amaranto no son inmediatos, ni te hacen bailar y saltar, pero destacó que son muy útiles cuando el ánimo amenaza con hundirnos, haciendo que salgamos de esta etapa lo más rápido posible.

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