Probablemente habrás escuchado una “leyenda urbana” que señala que la aparición de canas se puede evitar si mantienes bajos tus niveles de estrés, pero la verdad es que esto es totalmente falso.

Así es, el estrés tiene muy poco que ver con la aparición de esos “hilos de plata” en tu melena; en realidad, son los factores genéticos los que juegan un papel más fuerte en el momento en que tu cabello comienza a perder su color, según afirma .

Incluso, Nina Goad, una experta dermatóloga del Reino Unido, dijo a la  que para la mayoría de la gente, la aparición de cabellos grises “no está vinculado a tu ritmo de vida ni a lo acelerado de tus actividades, sino a factores genéticos que están fuera de nuestro control”.

Entonces, ¿de dónde viene el mito que vincula a las canas con el estrés? Pues la culpa la tienen los estudios realizados anteriormente con ratones de laboratorio.

En 2011 se presentó  en el que se hablaba de la posibilidad de que la exposición a largos periodos de estrés podría modificar los genes que dan tonalidad a nuestro cabello. Pero dos años antes, en 2009, se sugería que la razón por la que el pelo pierde su color es porque, a medida que envejecemos, vamos dejando de producir una proteína protectora especial, que se encarga de “amortiguar” el cabello contra un proceso natural de blanqueamiento desde el interior.

Sin embargo, no hay ningún estudio que verifique la idea de que los resultados de estas investigaciones puedan darse en los humanos.

Así que, si estabas preocupado por la aparición de las primeras canas debido a tu estresante estilo de vida, ya puedes descartarlo.

¿Estrés o genética? El verdadero culpable de tus canas es...
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