Antes de las startup, de los emprendedores, existía un grupo de mujeres amuzgas que trabajó en la creación de un chocolate artesanal que hoy, seis años después, es vendido en diferentes ciudades del país. Para muchos podría no representar algo tan importante, el punto es que son indígenas y provienen de uno de los pueblos más pobres de México.

Xochistlahuaca está ubicado en la Costa Chica de Guerrero, tiene una población de más de seis mil habitantes, en la que siete mujeres, encabezadas por Araceli López del Rosario, estudiante del Tecnológico Superior de la Costa Chica comenzó el proyecto en 2007, pero fue hasta 2009, cuando iniciaron la producción que, al año, llega hasta tres toneladas.

De acuerdo con información de el cacao producido en esa localidad, tiene piloncillo y canela, una receta tradicional que lo coloca como artesanal, pues es elaborado en las manos de estas mujeres en tablillas y bolitas que son cubiertas con hojas de lima para mantener su olor y sabor.

¿Una gran fábrica?

Quien ha visitado la localidad sabe que no hay lugar para una producción industrial. El taller para elaborar el chocolate se colocó en un predio pequeño donde antes vivía Araceli, su equipo está compuesto por molino, metate, anaqueles y mesas para el chocolate. En el patio del lugar están los plantíos del cacao.

En la larga entrevista sostenida con la agencia mexicana de noticias, Araceli aseguró que su pueblo es chocolatero por tradición, pues es común que en todas las casas se consuma esta bebida de dioses. Señaló que antes, el producto sólo se regalaba en ocasiones especiales, por ejemplo, para agradar a la mamá de una novia o en las fiestas de la localidad.

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La tramitología

Araceli, al lado de otras seis mujeres, comenzó con , pero necesitó dos años de trámites, permisos y registros para poder participar como una PyME y tener el apoyo de la Secretaría de Desarrollo Social. “Nos hacen falta recursos para crecer más y no nada más en México sino fuera del país. Nos faltan muchas cosas para exportar como el estudio del FDA, permisos para exportar y conocimiento sobre la exportación” explicó a la agencia.

El proceso

Rufina, Cecilia y Divina son el grupo que se encarga del tostado del cacao en una pequeña cocina donde sólo pueden colocar el comal y la leña, sacan las semillas cuando están listas para que el siguiente paso sea molerlo y endulzarlo con piloncillo y dulce de caña.

“Ya después de que se mezcla el cacao y el piloncillo hacemos las tablillas, pero tradicionalmente se hacen las bolitas y se envuelven en hojas de lima. Ahorita en forma comercial lo hacemos en forma de tablillas, pero tradicionalmente se hacen las bolitas que se envuelven en hojas de lima”, así lo dijo Araceli.

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Las tablillas las envuelven en papel encerado, después en bolsas y en cajas que cuentan con el logotipo de Taxua, tabla nutricional, la instrucción de preparación, código de barra, ingredientes, el registro, contenido y toda la información que requiere un producto para venderse sólo en México.

Las bolitas, como ellas les llaman, tienen un costo de 25 pesos y se elaboran cuando es pedido especial, mientras la caja de chocolate cuesta 100 pesos y trae cinco tablillas.

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