México es un país lleno de historia y las haciendas que alguna vez se levantaron como imponentes centros de actividad agrícola y comercial, son ahora lujosos hoteles que ofrecen a sus visitantes una experiencia única de hospedaje.

Estos lugares además de brindar comodidad, elegancia y buen servicio encierran leyendas, tradiciones y hermosas construcciones... Conoce las más bellas hacienda-hoteles en los estados de Morelos, Colima, Jalisco y Oaxaca, las cuales te recomienda el buscador de hoteles :

1.

El Hotel & Spa Hacienda de Cortés se encuentra en el corazón de Atlacomulco, Morelos, y es un vívido recuerdo de los antiguos tiempos coloniales. Donde antes se almacenaban alimentos y carruajes, hoy se sirven exuberantes banquetes en eventos sociales y culturales. Imagina comer tu cena en los mismos lugares donde alguna vez Hernán Cortés recibió a sus invitados de honor. El hotel cuenta con dos restaurantes de comida internacional, además de albercas y un spa donde te podrás relajar sin preocupaciones.

Hernán Cortés mandó construir este recinto en 1848 y fue su hijo Don Martín Cortés, quien estableció una importante hacienda azucarera que la llevó al punto más alto de su gloria. La historia va más allá ya que el mismísimo Emperador Maximiliano fue también uno de sus huéspedes frecuentes. Durante la Revolución Mexicana, la hacienda fue abandonada y destruida, hasta que en 1973 el Doctor Mario González Ulloa la adquiere y la restaura. Poco tiempo después, se convirtió en un hermoso hotel que vale la pena visitar.

[[{"type":"media","view_mode":"media_original","fid":"26876","attributes":{"alt":"","class":"media-image","height":"301","style":"display: block; margin-left: auto; margin-right: auto;","width":"600"}}]]

(Créditos: © Hotel & Spa Hacienda de Cortés)

2.

Entre el Volcán de Fuego y el Nevado de Colima yace la espectacular Hacienda de San Antonio. Si eres un amante del café, este lugar es para ti. En 1879 fue construida por el cafetalero alemán Arnoldo Vogel y hoy en día podrás pasear en sus más de 470 acres perfumados por este delicioso aroma. La tecnología de hace casi 100 años aún sigue funcionando. Si prestas atención, podrás ver un antiguo acueducto que fue construido en 1904 y que aún surte de agua a la hacienda. La Capilla de San Antonio tiene un estilo arquitectónico neoclásico que data del siglo XIX y que puede ser sede de tus eventos sociales, como bodas o bautizos.

Las suites de la hacienda combinan el confort con la artesanía más fina de estilo mexicano. Cada una de ellas posee una decoración especial. Existen tres Grand Suites que te dejarán con la boca abierta. Por un instante, creerás que eres un rey viviendo en tu propio castillo. Las áreas comunes son espectaculares, como el bar amarillo con vistas hacia los jardines de la hacienda donde podrás ver a huéspedes tomando cócteles bajo el sol. Los alimentos del restaurante se sirven con frutas y verduras que fueron cultivadas orgánicamente en las tierras de los alrededores. No olvides de ponerte el traje baño para ir a la alberca o de disfrutar de un paseo a caballo.

[[{"type":"media","view_mode":"media_original","fid":"26877","attributes":{"alt":"","class":"media-image","height":"395","style":"display: block; margin-left: auto; margin-right: auto;","width":"600"}}]]

(Créditos: ©Hacienda de San Antonio)

3.

A tan sólo una hora de Guadalajara se encuentra la Hacienda Labor de Rivera, un hermoso y antiguo monumento que hoy en día se ha transformado en un hotel lleno de lujos. Frente a la entrada principal de sus terrenos, hallarás inmensos árboles que te harán pensar que son eternos guardianes que te guiarán hacia la Casa Grande. Aquí podrás encontrar un restaurante que ha deleitado nuestros paladares con un menú gourmet 100% mexicano.

El hotel también ofrece terapias holísticas o actividades al aire libre, como montar a caballo, andar en bicicleta o por qué no, montarte en un kayak y explorar las aguas de su lago. Para una experiencia más mexicana, no te olvides de asistir a las charreadas o fiestas mexicanas que se celebran en el lienzo charro de la hacienda. Si de confort se trata, la hacienda posee 19 suites que te consentirán. La hacienda nace en 1560 cuando la propiedad fue adquirida por Francisco de Bobadilla y Francisco Narvaez. En 1672 Nicolás de Rivera la compró y la bautizó con su nombre. Poco tiempo después se convirtió en un importante centro azucarero y tequilero.

[[{"type":"media","view_mode":"media_original","fid":"26878","attributes":{"alt":"","class":"media-image","height":"361","style":"display: block; margin-left: auto; margin-right: auto;","width":"600"}}]]

(Créditos: ©Hacienda Labor de Rivera)

4.

El Hotel Hacienda Cocoyoc combina modernas amenidades con un esplendoroso estilo arquitectónico que data del siglo XVI. Te maravillarás con la exuberante vegetación del lugar y los caminos empedrados que te llevarán a recorrer cada uno de sus rincones. La mayor parte del año el clima es agradable y bastante soleado, lo que resulta perfecto para disfrutar de la alberca, montar a caballo o practicar golf. El hotel cuenta con tres albercas, spa, 284 habitaciones amuebladas al estilo colonial, 20 salas de convenciones con capacidad de 10 a 1,200 personas, gimnasio y más posibilidades de entretenimiento.

El pueblo de Cocoyoc se instauró mucho tiempo antes de que Hernán Cortés llegara a estas tierras. De hecho, su nombre proviene del Náhuatl y significa “lugar de coyotes”. Moctezuma I solía bañarse en las aguas del lugar mientras admiraba su belleza. Tiempo después Cortés contrajo nupcias con la hija de Moctezuma II, con la que tuvo una hija llamada Isabel. Todos ellos caminaron por estos parajes. En 1600, Elvira Ruíz, descendiente directa de Isabel incrementa el tamaño de la hacienda y la convierte en una de las productoras azucareras más importantes del país. Tiempo después, parte del lugar fue destruido por órdenes de Emiliano Zapata durante la Revolución Mexicana. Afortunadamente en 1957, Paulino Rivera Torres la adquirió y la convirtió en un hermoso hotel que perdurará en el tiempo.

[[{"type":"media","view_mode":"media_original","fid":"26879","attributes":{"alt":"","class":"media-image","height":"360","style":"display: block; margin-left: auto; margin-right: auto;","width":"600"}}]]

(Créditos: ©Hacienda de Cocoyoc)

5.

Oaxaca es un hermoso lugar por sí sólo, sin embargo visitar el Hotel Hacienda Los Laureles es un recorrido que vale la pena llevar a cabo. El estilo de vida de la región está reflejado en la decoración de las habitaciones. Algunas muy ostentosas y otras con un estilo rústico. El hotel cuenta con un spa, además de 23 habitaciones y suites. Todas ellas están conectadas a una terraza donde podrás pasear por sus cálidos jardines y admirar las montañas que rodean el lugar. El restaurante se especializa en comida mexicana, por supuesto, con platillos típicos oaxaqueños. La hacienda se encuentra a tan sólo 10 minutos del centro de la ciudad. En sus terrenos hallarás un temazcal, un campo de golf de nueve hoyos, canchas de tenis y caballos para montar. El hotel ofrece paquetes especiales para celebrar bodas, lunas de miel o eventos corporativos.

La ubicación del hotel es excelente. Se encuentra a una corta distancia de la capital del estado y del pueblo de Santo Domingo. En automóvil, te tomará 25 minutos llegar a las impresionantes ruinas de Monte Albán. La historia de la hacienda comienza en el siglo XIX cuando se convirtió en un importante centro cafetalero. Tiempo después, la familia Candiani adquirió la propiedad para convertirla en el majestuoso hotel que es hoy en día. La mayoría de los muebles son originales de aquella época y el acueducto que alguna vez transportó agua por sus alrededores, aún se mantiene en pie. Para un tranquilo paseo, el jardín ofrece 3,000 metros cuadrados con una exuberante flora.

[[{"type":"media","view_mode":"media_original","fid":"26880","attributes":{"alt":"","class":"media-image","height":"400","style":"display: block; margin-left: auto; margin-right: auto;","width":"600"}}]]

(Créditos: ©Hacienda Los Laureles)

Foto de porta: (Créditos: ©Hotel Hacienda Labor de Rivera)

Google News

TEMAS RELACIONADOS