El estrés es,  hoy en día, uno de los padecimientos más comunes en las personas; y es que seamos sinceros, todos nos estamos acostumbrando a vivir con él…

En cierto momento, estas alteraciones orgánicas de nuestro organismo, pueden ser sumamente beneficiosas cuando se trata de una capacidad de respuesta a eventos inusuales, como por ejemplo, cuando percibimos el peligro y nuestro cuerpo reacciona para “sobrevivir”.

Sin embargo, y pese a lo anterior, en la actualidad este “estrés normal” de las personas ha evolucionado, convirtiéndose en uno de los asesinos silenciosos más peligrosos que existe.

En este sentido, Jorge Álvarez Martínez, jefe del Programa de Intervención en Crisis a Víctimas de Desastres Naturales y Sociorganizativos de la Facultad de Psicología de la UNAM, explica que en general, existen diversos tipos de estrés:

Agudo

Es el que todos en algún momento hemos padecido, y es que se trata de la respuesta inmediata y normal del organismo a una situación de peligro, la cual se inicia con la activación de circuitos neuronales que están alrededor de la amígdala, la parte más primitiva de nuestro cerebro.

Crónico

Este tipo de estrés genera que el organismo pase de la fase de resistencia a la de agotamiento, en la que tu energía va disminuyendo y comienza a ser difícil mantener el funcionamiento normal. Además, puede desencadenar un fenómeno denominado burnout (agotamiento o desgaste), el cual según la epidemióloga de la UNAM, María Eloísa Dickinson, tiene tres síntomas: despersonalización, cansancio emocional y la sensación de ausencia de logros personales.

Postraumático

Se trata del resultado de eventos traumáticos que para el individuo represente una amenaza para su vida o integridad. Quienes lo sufren corren un elevado riesgo de comportamientos dañinos, como abuso del alcohol o drogas; así como trastornos de la alimentación.

Finalmente cabe mencionar que según Dickinson, este tipo de padecimientos suelen no ser muy importantes para las personas que los padecen, y generalmente no acuden al médico; sin embargo, explica que si bien hay herramientas personales que pueden ser suficientes, lo más importante es buscar ayuda profesional.

Y tú ¿qué tipo de estrés padeces?

Con información de

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