Por: MVZ Alejandra G. Chávez Villalobos

La llegada de una mascota a casa puede afectar la rutina de la familia que, en muchas ocasiones, no sabe cómo reaccionar ante el nuevo miembro. Tener una buena relación con tu mascota no es tan complicado como parece; primero piensa qué quieres obtener de él, qué tendrá permitido y que no.

Es normal que cuando llegue por primera vez a casa estemos tan emocionados y contentos que los dejemos hacer lo que quiera, meterse donde sea y subirse a donde desee, y jamás pensamos en los límites que deberá respetar más adelante. Los límites son buenos para poder llevar una buena relación y para saber qué le vas a permitir que haga en casa.

Las mascotas se parecen mucho a los niños en algunas cuestiones. Les gusta poner a los adultos a prueba infringiendo las normas establecidas, sobre todo durante los dos primeros años de vida. La gente considera esta etapa como la adolescencia de sus mascotas y los adolescentes siempre necesitan seguir pautas firmes y coherentes. Sin embargo, antes de fijar las reglas, se debe decidir cuáles son realmente importantes y se deben cumplir. No tiene sentido emitir reglamentos cuyo cumplimiento no se exigirá.

A lo que se denomina problema de comportamiento, suele representar un problema para nosotros, no para nuestras mascotas. Cuando un perro mordisquea zapatos, sólo está haciendo lo que hacen los perros, si le damos actividades compatibles como el uso de juguetes que se rellanan de comida tendrá una actividad semejante y evitaremos que pueda seguir destruyendo zapatos. Una mascota que actúa como si una habitación fuera un circuito de carreras posiblemente sólo está desfogándose y no pretende volvernos locos, por lo mismo es ideal que dentro de la rutina todos los días realice actividad física por lo menos medía hora diaria.

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Independientemente de su historia individual, su raza y sus rasgos personales, todas las mascotas deberían tener modales básicos; como mínimo deben conocer las siguientes normas: no destrozar muebles, hacer sus necesidades fuera de casa, realizar algún ejercicio de obediencia, no ser agresivos con personas y otros animales.

Otras personas querrán que sus mascotas dejen de ladrar cuando se les ordena, que no salten sobre la gente o que no obsequien besos húmedos a personas que no lo desean. El perro es un animal adaptable al que le encanta complacer, por lo que generalmente no le resulta muy difícil aprender lo que debe hacer.

Cualquiera que conozca un poco a los perros, sabrá lo complacientes que son. Les encanta comer y salir de paseo, pero lo que más desean es el amor de las personas. Cuando entienden qué quieren las personas, hacen todo lo posible por complacerlas. Para enseñar a su mascota normas de obediencia básicas, obtendrá mejores resultados si le ayuda a entender qué espera exactamente de él.

Las ventajas de una mascota educada son bastante obvias desde el punto de vista humano. La mascota que se comporta con corrección y respeta las reglas se convierte en un apreciado miembro de la familia y es querido por otras personas.

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Por: MVZ Alejandra G. Chávez Villalobos

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