En Yucatán, desde tiempos prehispánicos se practicó la extracción de la penca del agave, cuyas hojas se desfibraban con procedimientos primitivos, logrando obtener una fibra en tono crema, de consistencia dura y resistente.

Por sus características, el material fue empleado en la fabricación de objetos de uso personal.

El estado cuenta con pequeños telares en la mayoría de sus pueblos, en donde se elabora el sabucán, una bolsa de forma cuadrada; así como sacos a base de tejidos más burdo, donde se transportan granos de maíz y cacao, entre otras semillas; al igual que los jabuco, que son bolsas de forma circular usadas para llevar objetos pesados y el mecapal, una cinta tejida que se empleada para transportar carga sobre las espaldas.

La invención de modernas máquinas ha permitido agilizar y hacer más eficiente la desfibración de la penca del henequén, así como perfeccionar la manufactura de objetos como bolsas, tapetes, hamacas, sombreros para dama, pantuflas, entre otros.

La labor de los henequeneros continúa siendo impulsada a través de apoyos como los del  de Estímulos Económicos para Productores Henequeneros del estado, que en el mes de agosto otorgó recursos por 7.8 millones de pesos a favor de tres mil 500 hombres del campo de 37 municipios.

Hoy en día continúan explorándose las posibilidades del empleo del henequén para la creación de nuevos objetos.

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