En los 80 y 90, Mickey Rourke lo tenía todo. Sin exagerar, era posiblemente el más guapo de su generación de actores, pero no sólo eso, era talentoso y sensual... lejos, muy lejos están esos años.

Rourke nació el 16 de septiembre de 1952 en Schenectady, Nueva York. Fue criado bajo la religión católica, su padre era un fisicoculturista amateur que abandonó a la familia cuando su hijo tenía seis años. Durante la adolescencia, Mickey quería ser deportista, aprendió a boxear y comenzó su carrera como amateur. A los 12 años ganó su primera pelea en el peso mosca, se presentaba como Phil Rourke y hasta luchó con el campeón mundial de peso welter Luis Rodríguez, pero en esa pelea tuvo una conmoción cerebral que se sumó a una segunda que ocurrió unos meses después. Los médicos le ordenaron retirarse por dos años, pero su récord era bueno, 27 victorias, 17 por knockout.

En ese retiro, Mickey fue a Florida para ganar dinero, ahí estudió actuación y audicionó para Elia Kazan, quien dijo que era la mejor audición que había visto en 30 años.

Para finales de los 70, el actor estaba apareciendo en la cinta 1941 y en Body Heat, donde comenzó a recibir la atención de los medios y la crítica, actuó también en Diner y en Rumble Fish, donde atrajo buenas críticas bajo la dirección de Francis Ford Coppola.

Vino entonces Nine 1/2 weeks, el drama erótico con Kim Basinger, pero a finales de los 80 comenzó a protagonizar cintas que fueron nominadas a los Razzie, dejó de ser el niño bonito, estaba tan cerca de la fama que los excesos le comenzaron a cobrar factura. Se estaba autodestruyendo, en consecuencia rechazó actuar en Pulp Fiction, Rain Man, Platoon y The Silence of the Lambs.

Para 1991, el actor decidió que tenía que volver al boxeo, pues solo ahí se sentía libre. Ya en el ring mantuvo ocho peleas invictas, seis victorias y dos empates, era bueno, pero sufrió muchas lesiones, incluyendo la pérdida de memoria a corto plazo. Su canción de entrada era Sweet Child o´ Mine de Guns N´ Roses.

De nuevo, se tuvo que retirar del boxeo y actuó en cintas de bajo presupuesto porque su rostro no era el mismo, Rourke se sentía tan mal que llegó a aceptar que su carrera ya estaba acabada y vivía en un estado de vergüenza. En realidad, Mickey nunca dejó de estar activo, pero no lograba el éxito, vamos, ni siquiera ser recordado.

Para 2008 regresó su gran oportunidad, el que él mismo había dicho que sería su gran papel: El Luchador de Darren Aronofsky, que le dio un Globo de Oro, un BAFTA, y una nominación al Oscar.

Después actuó en Iron Man y ha seguido en el cine, pero sin duda, lo que más llama la atención es su rostro, tiene un semblante extraño que cada vez luce más operado. Rourke ha dicho que se puso en manos del cirujano incorrecto, pero no parece que tenga ganas de cambiarlo.

Para celebrar el cumpleaños #66 de Mickey Rourke, en De10.mx tenemos un recuento de cómo ha cambiado su rostro ¡Echa un vistazo!

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