En la historia de su vida no dudó en hacerle honor a uno de sus apellidos: Bueno. El pionero del periodismo en Puebla cumplió el 12 de mayo, 236 años de haber nacido; Juan Nepomuceno Troncoso Bueno fue perseguido, exiliado y actualmente poco recordado.

En aras de hacer un reportaje para remembrar a este importante personaje de la historia del periodismo, la cultura y la libertad de expresión en México, fuimos a la búsqueda de archivos y aprestos que hicieran alusión al periodista pionero, no obstante, el resultado fue ominoso.

La hemeroteca fundada en su nombre dejó de existir, acceder a una de las gacetas que celosamente custodia la Biblioteca Palafoxiana fue imposible, únicamente quedó ir al edificio en donde se imprimió “La Abeja Poblana”, el periódico fundado por Juan Nepomuceno Bueno y el primer periódico de la entidad, el inmueble, con dirección en 11 Poniente 110 del Centro Histórico honra al periodista con una placa de talavera que enuncia:

“En este edificio se editó desde el 30 de noviembre de 1820 el periódico “La abeja poblana” Homenaje a su ilustre editor Juan Nepomuceno Troncoso. Comisión de Promoción Cultural. Gobierno del Estado-1968”

De ahí en fuera poco queda de “La Abeja Poblana” y menos de Juan Nepomuceno Troncoso.

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En 1820, a razón de seis pesos y seis reales cada año, las suscripciones al periódico se daban por tiempo indeterminado, llevando las noticias nacionales e internacionales, poesía, artículos de  economía y ciencias básicas, también contaba con una sección de arte y otra de “misceláneas”, la gran mayoría de los escritos trastocaban temas incómodos para quienes estaban en el poder.

Desde aquel tiempo, la libertad de expresión había sido castigada, a tal grado que Troncoso Bueno fue expulsado de la ciudad por las opiniones y contenidos que promovía su periódico. El pináculo de su persecución se desató tras publicar el Plan de Iguala, aquel que proclamó la independencia del país en 1821.

Ese mismo año, cesó la publicación de “La Abeja Poblana”, que tras las ediciones semanarias iniciadas en 1820, marcó la pauta para la existencia de más periódicos tanto en la ciudad como en el país.

En lo que respecta a Juan N. Troncoso Bueno, cabe decir que fue un sacerdote católico, abogado, periodista y poeta, veracruzano de nacimiento, emigró a Puebla para estudiar gramática latina, retórica y filosofía. Obtuvo el grado de bachiller en la Universidad de México y posteriormente se recibió como abogado en el Seminario Palafoxiano. Troncoso era políglota, dominaba el francés, inglés, italiano, griego y el latín. Por ello, además de su indudable talento como escritor, también tradujo obras como Cartas a una polonesa del Marqués de Caracciolo, Napoleón en Santa Elena, El funeral de Arabet y El dictamen de la Junta de Teólogos de Friburgo, esta última sobre el valor de los sacramentos administrados por los sacerdotes juramentados de Francia.

Su talento era innegable y su espíritu libre, vigoroso; virtudes que le llevaron no solo a ser el primer periodista de Puebla, sino un poeta, escritor, independentista, empresario y sacerdote digno de recordarse.

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