Sexualmente estamos mal educados. Todos aquellos que nos hemos visto involucrados en una relación de pareja, emocional o sexual, sabemos que si algo tiene mucho que ver con el desarrollo exitoso del amor tiene que ver con lo que cada uno ha aprendido en su tiempo de vida y proyecta en el momento de tener un noviazgo o matrimonio.

Algunos de los errores que se cometen no tienen nada que ver con el actuar del otro o de nuestras acciones, tiene que ver con lo que hemos aprendido del sexo, del amor, de la familia, y cómo lo aplicamos.

Veámoslo así, un hombre es capaz de sentirse atraído por muchas personas al mismo tiempo y tiene un claro patrón sexual; pero las mujeres son más complejas, más selectivas, tienen diferentes inquietudes y por supuesto, necesitan mayor dedicación.

El sexo para ellas (para la mayoría) forma parte de emoción e intimidad y lo viven como un proceso hormonal con factores mentales y físicos.

El deseo sexual surge de una mujer en la fase última, mucho después de lo que lo vemos en el hombre. Para ellas, la relación son fantasías, pensamientos eróticos, ver películas sensuales. Se trata de “erotizar la mente”, así preparan el terreno mental que influirá a la hora de conocer el cuerpo del otro y tocar su sexo.

¿Por qué los hombres y mujeres somos diferentes en el sexo?
¿Por qué los hombres y mujeres somos diferentes en el sexo?

Hoy vemos que alguien quiere inventar un viagra fememino que se iguale al del hombre, pero no se ha encontrado la fórmula, algunos creen que lo que se debe hacer es entender y desenvolver las verdaderas capas del deseo, entendiendo los factores físicos, psicológicos y químicos.

El sexo, básicamente, es circulación de sangre, hormonas y mecanismos para alcanzar el orgasmo.

Allí precisamente, se está centrando la que llaman “medicina sexual”, una especialización cada vez más demandada, que augura que resolverá, en un futuro cercano, ciertos trastornos que hasta el momento se han quedado entre las sábanas.

Con información de 

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