Tal vez la mayoría de las chicas que están solteras sufren de este tipo de cuestionamientos.Levanta la mano si en las fiestas decembrinas escuchaste, por lo menos una vez “¿Todavía no te casas?” o “Mi hijita, se trata de mejorar la raza y no vemos para cuando.” La situación se agudiza si cumples 30 años o ya llegaste a los 35; entonces eres la víctima preferida, incluso de ti misma, para enumerar las razones por las cuales “ya te quedaste”.

¿No escuchaste este tipo de preguntas, pero sentiste compasión en la mirada de un familiar? Entonces, seguro este es tu caso.

Un reporte reciente del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM, realizado por la doctora Olivia Tena nos muestra por qué el estar soltera más allá de los 30 es una realidad que va en aumento, pero enfoquemos la situación: ES UNA DECISIÓN, la decisión de una "cuidadora”.

Hemos escuchado por años los juicios que nos hacen entender “una mujer solo existe si está al lado de un hombre”, pero en el nuevo siglo, el XXI, estar solteras es sinónimo de independencia, de amor y de mucho coraje, por lo menos lo es si tú lo decidiste así.

La mujer y su madre

El estudio al que se refiere Tena dedujo que las mujeres que se quedan en casa con sus madres y eligen ser solteras, son independientes económicamente, tienen trabajos bien remunerados, tienen, por lo menos, una licenciatura y en algunos casos, sí tienen noviazgos, pero no están casadas. A la par, son tratadas en casa como menores de edad sin ninguna responsabilidad doméstica.

Las solteras se quedan en casa para ayudar a su madre.

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¿Por qué una mujer vive con su madre?

Por solidaridad, el estudio revela que la mayor parte de las encuestadas atestiguó violencia o soledad en la vida de su progenitora, por lo cual decidieron trabajar rápidamente y comenzar a aportar ingresos. La mayoría de las chicas solteras son proveedoras, entonces sucede una relación extraña, pero comprensible: la madre necesita de su hija para subsistir, mientras la segunda recarga en su madre las actividades domésticas.

De acuerdo con información de quien publica estos datos: “Las hijas no pueden dejar a la madre y eso se vuelve una traba para las propias mujeres, para salir de su casa; no desean dejar a su madre en el abandono”, puntualizó la investigadora Tena.

Otro punto interesante es que las mujeres “cuidadoras” no son vistas como un problema social, pues hacen las actividades que le corresponden al mismo Estado: la manutención de la tercera edad. En contraposición, las solteras que viven solas son rechazadas por su forma de vivir o el desarrollo de su sexualidad.

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